La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) ha puesto en marcha una nueva norma que está cambiando las cosas durante los partidos: sólo los capitanes de los equipos pueden dialogar directamente con los árbitros, tal y como exigen las directrices de la FIFA. Este cambio, anunciado por Pierluigi Collina, jefe de la Comisión de Árbitros de la FIFA, pretende mantener el orden y la concentración en las interacciones sobre el terreno de juego.
No se trata de silenciar a los jugadores; el diálogo regular y respetuoso entre jugadores y árbitros sigue estando sobre la mesa para mantener la transparencia y cortar de raíz los posibles conflictos.
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Sin embargo, en el momento en que un jugador se pase de la raya, sea el capitán o no, verá la amarilla. Se trata de mantener la paz y evitar que los desacuerdos vayan a más.
Los árbitros también tienen la potestad de enfrentarse directamente a cualquier jugador si la situación lo requiere, por ejemplo, si un futbolista comete una falta o se ve involucrado en un incidente. Esto significa que, aunque el capitán es el principal punto de contacto, los referís pueden adaptarse en función de lo que ocurra en el partido.
Al centrarse en estas directrices, la CBF establece una expectativa clara: los partidos deben ser competitivos, pero no combativos. Es un paso firme hacia un juego más disciplinado, en el que los capitanes deben dar un paso adelante y dirigir a sus equipos con eficacia.
A medida que estas reglas se vayan imponiendo en el fútbol brasileño, será interesante ver cómo se adaptan los equipos para mantener su ventaja competitiva sin cruzar la línea.